Hoy voy directa con la reflexión del día…
¿Qué es lo primero que entra en (contacto con) tu cuerpo?
Los últimos años se ha puesto de moda el ayuno intermitente (de 14 hasta 18 horas) , o el ayuno circadiano (11-13 horas), que no es más que respetar la noche como un periodo en el que no ingieres nada, permitiendo que así tu cuerpo pueda hacer procesos de reparación y tu sistema digestivo descanse.
La palabra ayuno da mucho miedo, particularmente cuando tu relación con el hambre no es demasiado amigable. (Y digo amigable, porque en mí misma reconozco que hace unos años y antes de empezar a practicar ayunos más largos -llegué a hacer alguno de 72 horas- mi sistema nervioso entraba en “pánico” si me daba hambre y no tenía algo a mano).
Así que, quieras o no, lo supieras o no, ya practicas un ayuno nocturno. Y ese ayuno se rompe con lo primero que le das al cuerpo. Esa es la primera parte de la reflexión.
Ver a mi madre tomarse una infusión con un ducados nada más levantarse, me hizo preguntarme hace ya mucho tiempo, si eso que eliges dar a tu cuerpo cuando precisamente está más sensible al primer alimento del día, es lo mejor que puedes darle.
Dicen también que cuando vas a comprar un perfume, vayas por la mañana, porque tus sentidos están más sensibles y tu capacidad de percepción es mayor.
Por eso, la segunda reflexión sería…
¿Cuál es sería la mejor versión de eso que le doy al cuerpo a primera hora, que me puedo permitir?
Por ponerte un ejemplo, en mi caso, que me encanta el café, intento tomarme un café especialmente bueno aprovechando que mis sentidos están más agudos y así conectar con el placer del aroma más intensamente.
También lo hago en una taza que me gusta especialmente tocar. Así, a nivel sensorial, le ofrezco a mi cuerpo una experiencia muy agradable a primera hora.
Si te tomas una tostada… ¿Hay algún pan más fermentado o de mejor calidad que puedas tomar? Si desayunas de pié o con prisa… ¿puedes acomodar tu espacio para hacerlo de una forma más agradable…?
Estas dos reflexiones van acerca de lo que entra en tu cuerpo y de en qué entorno o condiciones lo hace, pero quiero aprovechar para una reflexión adicional que sería…
¿Qué es lo primero que entra en contacto con tu piel cuando te levantas?
Si tienes la suerte de despertar con compañía quizá sea (o pudiera ser) una caricia. Si hay un niño en tu casa, quizá podría ser un abrazo de buenos días…
En todos los casos, podría tratarse de la ducha que te das por la mañana, y del contacto con el agua.
¿Cómo es esa ducha?
¿Te la das con prisa?
¿Qué tipo de olores desprende el jabón, el gel…?
¿Cómo está iluminado el baño?
En definitiva, ¿Cómo puedes hacer que esa experiencia de ducha se convierta en un placer sensorial…? Incluso aunque dure 5 minutos.
Ayer hablaba acerca de las duchas frías, y hace relativamente poco leí acerca de lo placentero que podría llegar a ser ducharte con agua fria mientras en el baño suena un audio con el sonido de una cascada.
Lo que me lleva a la tercer reflexión…
¿Qué es lo primero que escuchas en el día?
Más allá del sonido del despertador (que siempre puedes cambiar si te hace saltar de la cama acelerada/o) qué es lo primero que escuchas…
¿Son voces, gritos, quejas, es la radio o las noticias dándote información que da miedo, tristeza, preocupación…?
¿Es música que te coloca en un mood positivo, alegre y centrado?
Yo me suelo despertar en silencio. Normalmente con la ventana abierta escuchando los pájaros que desde un buen rato antes de que amanezca ya empiezan a cantar.
Y si tiro de playlist uso una de estas dos:
Be Still (con música tranquila, que me invita a ir lento)
Nature Sounds (con sonidos de la naturaleza)
En mi caso, que tengo tendencia a la acción, me gusta echar el freno nada más despertarme y seguir extendiendo el periodo de calma interna. En tu caso, puede que necesites música más intensa, o con un ritmo / beat más animado… solo tú te conoces y sabes qué necesitas.
Hasta aquí, la invitación de hoy… ojalá que te sirva, junto con la de ayer a diseñar un principio del día que te eleve la energía.
Hasta mañana.