Te propongo que cada uno de los próximos 6 días lo dediques a profundizar en una de las emociones primarias de la rueda de la que hablamos ayer.
Quizá el hecho de leer esto te tire para atrás. Yo me lo he pensado un buen rato antes de decidirlo. Dice Brené Brown que la empatía requiere de coraje porque para poder empatizar tienes que reconocer o recordar o revivir en ti algo parecido a lo que está viviendo la persona que tienes delante.
La empatía implica SENTIR CON el otro. Y cuando el otro está en un lugar oscuro… Bueno, te animo a que veas este video de 2 minutos antes de continuar.
Dicho todo esto, el ejercicio que te propongo para los próximos días, no consiste en que te pongas en el lugar de nadie que no seas tú. De hecho, consiste en conectar con ese lugar en ti que siente y reconoce las emociones. Así que sería una especie de trabajo de empatía -onosécómollamarlo- hacia ti misma/o.
Así que por empezar por un lugar amable y haciendo honor a mi nombre, vamos a empezar por la Alegría.
A priori, la alegría podría parecer una emoción positiva. Nos hace sentir bien y por eso, si pudiéramos elegir, sería el plato más popular del menú emocional que se nos presenta.
Sé que con ese, a priori, puedes pensar…
Alaitz, ¿ya vas a empezar poniéndole pegas a la Alegría?
No, no voy a sacarle punta a la emoción. Bueno, solo un poquito. A donde quiero llegar es a que incluso la Alegría, se puede convertir en una camisa de fuerza, si te identificas con ella. Me explico.
Una parte muy importante de mi vida, la pasé sintiéndome y reconociéndome como una persona Alegre. Era un pilar de mi identidad.
No sé si lo aprendí por repetición…
“Es una niña tan alegre… Se llama Alaitz, que significa alegría en euskera…”
O porque veía que los de mi alrededor estaban más en paz y mejor cuando yo era alegre. ( Tengo un sensor muy bien calibrado to feel the room, como dice R. Y aunque parece un “superpoder”, a veces se siente como una prisión, pero este es otro tema.)
El caso es que ser la alegría de la huerta, me generaba muchas dificultades para contactar con la tristeza y también me hacía menos libre. Ese ser, en cursiva y negrita, es el quid de la cuestión.
Dejarlo atrás para en realidad, SER (en mayúscula)… ha tenido la conscuencia dolorosa a veces (aunque digna de celebración, desde donde lo veo ahora) de un reproche del tipo: “no te reconozco” de personas cercanas para las cuales, era mucho más fácil gestionar a una Alaitz alegre.
Así que con el tiempo, la observación y la experiencia he ido pasando de ser Alegre a tener una actitud positiva en la vida.
Por tanto, la primera invitación de hoy es… más allá de la Alegría…
¿Con qué emoción de las 6 te identificas más, o sientes que se le pega un “Eres…”? (Te las recuerdo: alegría, tristeza, asco, ira, sorpresa y miedo).
Eres… miedosa/o? Es fácil que algo te haga estar triste? Sientes asco con facilidad y te quejas o criticas? Vives enfadada/o o en contacto frecuente con la frustración? Son tus emociones una montaña rusa?
Si no sabes cómo interpretar esta pregunta… Puedes preguntar a tus personas más cercanas, y ver qué te dicen.
Ahí encontrarás pistas acerca de qué emoción te toma más frecuentemente. Con esa información te pido que dediques un extra de tiempo de reflexión, cuando llegue el día en el que exploremos esa emoción predominante para ti.
Hoy, que estamos con la Alegría…
Escribe 3 momentos recientes que recuerdes en los que estuvieras Alegre.
La siguiente pregunta sería…
¿Tienen esos momentos (o los hechos que te hicieron sentir así) algo en común?
Con esta pregunta aprenderás acerca del disparador (o trigger en ingés) de esta emoción.
Y ahora revisa su cuadrante (solo la parte amarilla) y profundiza un poco más eligiendo las 3 cualidades que definen mejor tu forma de sentir la Alegría. Esto te dará pistas para la última pregunta…
¿Cómo se siente en tu cuerpo?
¿Qué cualidades tiene la sensación, en qué parte del cuerpo la sientes? Si tuvieras que explicar a un extraterreste o a un robot cómo se siente la alegría, ¿cómo lo describirías? Es una vibración, calor, una presión, frescor…
Si lo quieres compartir conmigo, soy todo oídos, y ya que hablo de escuchar, no te pillará por sorpresa que te diga que la música nos hace conectar con las emociones de forma casi instantánea.
Yo conozco mucho de cómo siente alguien a través de su música favorita. Por eso, y si te animas a enviarme algo rápido relacionado con el tema de hoy, pero sin darme detalles, puedes responder a este correo simplemente con una canción que te haga sentir Alegría.
Gracias por atreverte con este ejercicio, valiente.