Cuando me fui a vivir a los EEUU, descubrí que cuando alguien me saludaba y me decía…
How are you doing? (cómo te va / cómo estás?)
Yo ofrecía una respuesta con bastante lujo de detalles acerca de qué me estaba pasando y cómo me sentía. A veces notaba que la persona que me había hecho la pregunta se sorprendía, y así fui poco a poco entendiendo que era una frase hecha, y que la respuesta automática de cualquiera es…
I’m fine, and you? (estoy bien y tú?)
Una respuesta, que no refleja la verdad y que además devuelve la pregunta para que te respondan un I’m fine que siento que nos ha hecho gastar a ámbos un considerable número de palabras vacías y también un tiempo innecesario en llevar a cabo un protocolo que para mí tiene poco sentido.
De ahí que se utilice la expresión…
How are you, really? (Cómo estás, de verdad?)
…cuando quieres saber de verdad cómo está alguien.
Pero esta pregunta tiene truco. Porque cuando estamos en piloto automático, es difícil saber cómo estamos de verdad y qué se está moviendo bajo la superficie.
Al email de ayer, me respondió personalmente alguien con la reflexión de … ¿Con quién te metes a la ducha? - como un ejercicio de conciencia acerca de lo que está sucediendo dentro, y que no solemos hacer.
También se me cruzaba el otro día esta story en IG, acerca de cómo los dispositivos móviles han terminado con los momentos en los que que antes, quizá porque la vida nos forzaba a esperar, ganábamos un ratito de observar lo que estaba sucediendo adentro.
Al empezar esta serie de emails publiqué una encuesta acerca de qué os parecía más interesante en la exploración del cuerpo y ganó por mayoría absoluta, el interés en ganar consciencia emocional, por eso la invitación de hoy, es a que a lo largo del día, intentes parar un par de veces a preguntarte…
¿Cómo estoy, de verdad?
Yo es algo que hago por sistema cuando me despierto, a medio día, y cuando me acuesto (además de en los momentos en los que siento que algo me está agitando).
Si no tienes las costumbre, te recomiendo “asociarlo” a algo que ya estés haciendo. Por ejemplo al café de después de comer, o al camino de vuelta a casa, o al momento en el que vas al baño o te acabas de lavar los dientes… para que no se te olvide. Puedes ponerte un post it o una alarma en el móvil, si te ayuda.
Es un músculo, y tienes que entrenarlo como tal. Depende de cómo seas: más emocional, más mental… serás más consciente de la sensación física o de la emoción sentida. Podrías notar primero el calor, antes del enfado, o la taquicardia antes del miedo.
Lo que además sucede con esto de las emociones, es que solemos utilizar un lenguaje muy limitado. Es curioso como nos sabemos listas de preposiciones, valencias, fórmulas y capitales de provincias y carecemos de un mapa o diccionario emocional que nos permita comunicar lo que sentimos con precisión.
Por eso, hoy te invito a mirar esta rueda de las emociones. Las 6 emociones centrales se conocen como emociones primarias, comunes a todas las culturas y que normalmente somos capaces de identificar fácilmente por la expresión facial de alguien. Hay otras teorias que hablan de 8… pero no me quiero liar con esto, creo que para el propósito de hoy es suficiente.
La idea con este mapa es que seas capaz de profundizar un poquito más en la descripción de cómo te sientes cuando respondas a tu propia pregunta.
Si tienes niños en casa, creo que puede ser interesante que utilices también esta rueda para profundizar en cómo se sienten… Así que extiendo esta invitación a que cuando hables con los más pequeños puedas preguntarles más detalles acerca del “color” que tiene lo que están sintiendo.
No te entretengo más. Ojalá encuentres esos ratitos para conectar contigo hoy y descubrir lo que sientes.