Diría que la tristeza es, después del miedo, la emoción que menos me gusta sentir. Es algo a lo que llevo dando vueltas desde que decidí escribir acerca de las emociones.
Tampoco es casualidad que haya pasado más de medio día y no te haya enviado este correo. No quiero hablar de tristeza porque no quiero conectar con la tristeza.
Aunque como explican en este video (puedes poner subtítulos) aprender a estar triste es fundamental para ser feliz.
Si tras ver el vídeo tuviera que preguntarte algo, sería…
¿Cómo lidias con la tristeza?
¿Qué cosas te ponen triste? ¿Identificas algun “tipo de” tema en concreto?
La tristeza se asocia a procesos de desconexión de los otros: aislamiento, aburrimiento, indiferencia, vulnerabilidad…
Y la tristeza se asocia también a pérdida y vacío. Por eso la tristeza es la emoción que empapa el duelo, las rupturas y separaciones.
El caso es que sea tristeza u otra emoción es importante diferenciar lo que es una tristeza orgánica como la que traería la muerte de alguien, de una tristeza o sufrimiento autoinfringido por un pensamiento que depende directamende de cómo te estás contando la historia.
Lo prometido es deuda y el otro día cuando te hablé de The work de Byron Katie te dije que esta semana te contaría más profundamente cómo aplicar esta técnica para confrontar los pensamientos que más te hacen sufrir.
Así que las preguntas a seguir para cuestionar cualquier pensamiento, según El Trabajo, son:
Parece simple, pero es MUY potente.
Creo que la mejor forma de entendero es con un ejemplo: en el siguiente video puedes ver el proceso completo para trabajar el pensamiento “es difícil”.
A continuación te dejo una playlist completa de cómo aplicar “El Trabajo” de Byron Katie y resignificar las historias que despiertan tu tristeza u otras emociones desagradables.
En mi caso a veces confundo el cansancio con tristeza, y me basta con dormir o alimentarme bien.
Una excepción en mi caso también es que recurro a la tristeza para no entrar en contacto con la Ira. Es más fácil que esté triste por que el otro me ha decepcionado, a que esa decepción se transforme en algo virulento que me lleve a culpar al otro de no satisfacer mis deseos. Me siento con más derecho a estar triste que a estar enfadada. Como si la tristeza fuese una emoción más adulta o noble, y la ira más infantil y barriobajera.
Estos días hablando de las emociones me he dado cuenta de que la vida emocional es como una gran fiesta a la que se invita a algunas emociones favoritas y otras hacen apariciones estelares. Una fiesta en la que hay que sacar a bailar a veces a la más fea y hacer la conga un poco con todas, sabiendo que llegará una hora a la que sonará [pon aquí la canción con la que terminaban las fiestas de tu juventud: Camilo Sexto o Gloria Gaynor para mí] y te meterás a dormir como si te hubiera pasado un tornado por encima.
Eso sí, al dia siguiente… el sol volverá a salir. Pero no te garantizo amanecer sin resaca.
PD: El martes es mi dia menos favorito de la semana.
PD I: Hoy he empezado el día con emociones complejas: llámale luna nueva en piscis, o temporada de eclipses.
PD II: Aún así estoy satisfecha de haber cumplido con la palabra de haberte escrito.
Ahora que ya has hecho un repaso de lo que puedes SENTIR, empezaré a hablarte de lo que puedes HACER. Hasta mañana.